Cómo desarrollar su liderazgo de forma correcta para que la gente lo siga

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Si queremos convertirnos en un líder siempre andamos en búsqueda de consejos. La verdad es que uno de los más recurrentes tiende a ser que aquellos que aspiran a desarrollar su liderazgo deben verse como un líder y no como un seguidor.

Pero en esa tarea de verse como líder y no como seguidor puede hacer que perdamos la dirección. Por eso hablaremos de la forma más exitosa de lograr el objetivo, ser un seguidor, porque para ser un buen líder empieza siendo un buen seguidor.

Ser un buen seguidor te convertirá en lider

Constantemente vamos a sentir la necesidad de demostrarle a las demás personas cuan excepcionales somos y cuáles son las características que nos definen como líder. Asimismo, puede ser habitual que nos encontremos adoptando comportamientos del líder y aprovechando cada oportunidad que tengamos para dirigir a alguien. Sin embargo, esto no nos hace líderes ni mucho menos exitosos.

Realmente la única forma de saber si se es un líder es exitoso es si se puede atraer seguidores, ya que sin los seguidores el liderazgo no es nada. Esta definición de que el liderazgo  exitoso reside en el colectivo y no en la persona individual que se considera líder la han defendido muchos autores; como por ejemplo: Warren Bennis, Stephen Richard Michael Platow y autores de The New psychology of leadership.

Esto quiere decir que el líder más que demostrar sus habilidades excepcionales debe tratar de formar una relación con sus seguidores, siendo parte de su mismo grupo social pero demostrando que quiere promover los intereses del grupo. El líder por lo tanto debe tener los mismos comportamientos, valores, inquietudes y experiencias del grupo pero la capacidad de dirigirlos hacia un bien común y a obtener mejores resultados

En conclusión, al contrario del famoso consejo de no dejarse ver cómo un seguidor lo mejor que pueda hacer un líder para conseguir sus seguidores es mostrarse como uno de grupo. Cuando los líderes son vistos como uno de más del grupo y no como los que lideran y buscan un bien por el grupo y no sólo por ellos tendran garantizado muchos seguidores y un liderazgo de éxito.

Prueba de hipótesis

Pero este asunto del líder y el seguidor no puede quedarse solo en palabras así que para demostrar que esto funciona repasaremos la historia de los Royal Marines y el análisis longitudinal del liderazgo.

Habían 218 reclutas machos del Royal Marines que se embarcaron en el programa de entrenamiento de élite después de pasar todas las pruebas en las que se les consideraba aptos para el entrenamiento.

 El entrenamiento para la guerra muy arduo duro 32 semanas. Durante el proceso se trató de seguir a todos los reclutas que mostraban auto identificación como líderes y aquellos que se identificaban como seguidores.

Al terminar el entrenamiento se obtuvo como resultado que aquellos que se creían líderes desde un primer momento habían fracasado en esta función. En cambio, muchos de los que se consideraban seguidores finalmente terminaron emergiendo del entrenamiento como líderes ya que sus demás compañeros le seguían directamente a ellos.

Sin embargo, cuando vemos el punto de vista de los comandantes que eran quienes vigilaban el entrenamiento nos damos cuenta que ellos tienen otra visión. Ellos veían con mayor potencial para liderar a aquellos reclutas que tenían una autoimagen de liderazgo y se hacían ver como tales.

La verdad organizacional sobre el liderazgo

Este ejemplo de los reclutas es lo que sucede en la realidad en las organizaciones. Si bien es cierto que mejor líder es aquel que nace del grupo siendo un seguidor, viéndose como un seguidor, pero que luego recibe gana sus seguidores y se convierte en líder no es precisamente el que las autoridades desean como líderes.

Al contrario, las personas de poder desean colocar y colocan en los cargos superiores aquel que se destaca como líder y no el que se destaca como seguidor; sin importar realmente si el grupo le sigue. Esto puede terminar ocasionando que el liderazgo de la persona encomendada fracase, como en la mayoría de las veces sucede. Ya que si bien el patrón lo ve como líder los seguidores, los empleados, no le siguen y así pierde el control del grupo y termina fracasando.

Pero también es cierto que para poder optar a un cargo de liderazgo si esta persona de poder no te ve como un líder sino como un seguidor tienes menos probabilidades de tomar el cargo que quién se hace ver como líder.

Y es precisamente esta actitud lo que lleva a la mediocridad organizacional ya que la actitud del líder de creerse superior a los demás y de tener capacidades inconfundibles para liderar hace que el líder se retraiga del grupo. También genera que el grupo disminuya su disposición para seguirlo; y finalmente todo culminara en fracasos y fragmentación del grupo no pudiendo llegar a los objetivos mencionados.

Fuente: Harvard Business Review